9 de noviembre de 2013

Porción del enemigo / Enrique Falcón



Se retorcían algarrobos y talas: promiscuidad de cortezas en una cópula alta, el viento torciendo los nudos, lanzando las ramas en brazos del árbol más próximo.

No sé qué es este delirio savia arriba, la consunción del canto antes que los nidos sean arrastrados por la ternura más fría, más expuesta al derribo.

Después de la tormenta
los árboles
todavía estremecidos
se abandonan
juntan sus manos
rezan.


.... poema de
[Antes de desaparecer], en preparación.

Laura Giordani

Robert Adams

Hay una utopía por reconocer. El despertar. El ver. Antes del día, antes del verbo. Un principio pero en otro lugar. Qué triste manía la de clausurar en un ágora la vida. Poseer ese ágora, esa plaza pública se piensa solución a los recitales dominantes, sin embargo… la partición se endurece. En Egipto el gobierno cerró el acceso a las redes ante una aparente revuelta, entonces el pueblo sí salió a la calle. Violencia y sangre para recuperar la libertad. La telerealidad apuntó su gran ojo. Mientras, infinidad de otros lugares quedaban abandonados a los nervios acerados de la usura. La ideología de las sociedades dominantes que conjuga, especula, con los Caín/Abel de cada país. Los supervivientes alzan la antorcha de la libertad, culpabilidad. El mal se convierte en algo abstracto entonces. Una tecnología adaptable dentro de una moral adaptada, al gusto, en propiedad.

Me propongo traeros una larga actualización, tentativa por demoler lo finito o la funesta representación de esta hiriente realidad. Así que os pido paciencia y atención.

Hannah Arendt 1961, en [El significado de la revolución]… para nuestro propósito actual y, en especial, a fin de comprender la faceta más alusiva y, sin embargo, más impresionante de las revoluciones modernas, es decir, el espíritu revolucionario, es importante recordar que la noción de novedad e innovación en cuanto tal ya existía con anterioridad en las revoluciones, pese a lo cual no estuvo presente en sus orígenes. En éste, como en otros aspectos, se estaría inclinado a afirmar que los hombres de las revoluciones estaban anticuados con relación a su propia época, evidentemente anticuados si se comparan con los hombres de ciencia y los filósofos del siglo XVII, quienes, como Galileo, subrayarían, «la novedad absoluta» de sus descubrimientos, o, como Hobbes, pretenderían que la filosofía política era «tan joven como mí libro “De Cive”, o como Descartes, insistirían en que ningún filósofo antes que él había hecho verdadera filosofía. Por supuesto, ciertas reflexiones sobre «el nuevo continente» que había dado nacimiento a «un hombre nuevo», del tipo de las citadas de Crèvecoeur o John Adams y que podríamos encontrar en otros autores menos conocidos, fueron bastante corrientes. Pero, a diferencia de las pretensiones de filósofos y científicos, tanto el hombre nuevo como el nuevo país se imaginaron como dones de la Providencia, no como un producto humano. En otras palabras, el extraño «pathos», de la novedad, tan característico de la Edad Moderna, necesitó casi dos siglos para salir del aislamiento relativo de la ciencia y la filosofía y alcanzar la esfera de la política. (Según la expresión de Robespierre: «Tout achangé dans l’ordre physique; et tout doít changer dans l’ordre moralet politique.») Ahora bien, cuando llegó a la esfera de la política, dentro de la cual los acontecimientos interesan a la multitud y no a la minoría, no sólo adquirió una expresión más radical, sino que llegó a estar dotado de una realidad característica de la esfera política exclusivamente. Sólo durante el curso de las revoluciones del siglo XVIII los hombres comenzaron a tener conciencia de que un nuevo origen podía constituir un fenómeno político, que podía ser resultado de lo que los hombres hubiesen hecho y de lo que conscientemente se propusiesen hacer. Desde entonces, un «continente nuevo» y el «hombre nuevo» que de él surgiese no fueron ya necesarios para inspirar la esperanza en un nuevo orden de cosas. El novus ordo saeclorum ya no era una bendición dispersada por el «gran proyecto y designio de la Providencia», ni la novedad la posesión orgullosa y, a la vez, espantosa de los pocos. Una vez que la novedad había llegado a la plaza pública, significó el origen de una nueva historia, que habían iniciado, sin proponérselo los hombres de acción, para que fuese hecha realidad, ampliada y prolongada por su posteridad.

V

Si bien los elementos de novedad, origen y violencia todos los cuales aparecen íntimamente unidos en nuestro concepto de revolución, brillan por su ausencia tanto en el significado original de la palabra como en su primitivo uso metafórico en el lenguaje político, hay otra connotación del término astronómico, a la que ya me he referido antes brevemente, que ha conservado toda su fuerza en el uso actual de la palabra. Me refiero a la idea de irresistibilidad o sea, al hecho de que el movimiento rotatorio de las estrellas sigue un camino predestinado y es ajeno a toda influencia del poder humano. Sabemos, o creemos saber, la fecha exacta en que la palabra «revolución» se empleó por primera vez cargando todo el acento sobre la irresistibilidad y sin aludir para nada a un movimiento retrogiratorio; este aspecto nos parece hoy tan importante para el concepto de revolución que es corriente fijar el nacimiento del nuevo significado político del antiguo término astronómico en el momento en que comienza esta nueva acepción. La fecha fue la noche del catorce de julio de 1789, en París, cuando Luis XVI se enteró por el duque de La Rochefoucauld-Liancourt de la toma de la Bastilla, la liberación de algunos presos y la defección de las tropas reales ante un ataque del pueblo. El famoso diálogo que se produjo entre el rey y su mensajero es muy breve y revelador. Según se dice, el rey exclamó: «C’est une révolte», a lo que Liancourt respondió: «Non, Sire, c’est une révolution». Todavía aquí, por última vez desde el punto de vista político, la palabra es pronunciada en el sentido de la antigua metáfora que hace descender su significado desde el firmamento hasta la tierra; pero, quizá por primera vez, el acento se ha trasladado aquí por completo desde la legalidad de un movimiento rotatorio y cíclico a su irresistibilidad. El movimiento es concebido todavía a imitación del movimiento de las estrellas, pero lo que ahora se subraya es que escapa al poder humano la posibilidad de detenerlo y, por tanto, obedece a sus propias leyes. Al declarar el rey que el tumulto de la Bastilla era una revuelta, afirmaba su poder y los diversos instrumentos que tenía a su disposición para hacer frente a la conspiración y al desafío a la autoridad; Liancourt replicó que lo que había ocurrido era algo irrevocable que escapaba al poder de un rey. ¿Qué veía Liancourt, qué vemos u oímos nosotros, al escuchar este extraño diálogo, que le hiciese pensar (y nosotros sabemos que así era) que se trataba de algo irresistible e irrevocable?

[…]






La marsellesa -Jean Renoir.



aquí el film










Ahora bien; 09 de noviembre de 2013, sabemos que la democracia es una herramienta contra el pueblo. La indignación ya no es suficiente pues entró en una dialéctica arborescente, jerarquizante, homogeneizante de lo que G. Deleuze llamaría “máquina abstracta”. Dejando de ser ideología para ser política, económica, para devenir mortal. Nosotros sujetos, huéspedes, rehenes. Sujetos al cambio incompleto, huéspedes de una ambigua derrota, y rehenes de un enigma que lacera como un látigo. Es imposible ser neutral, ahora bien; es posible lo ético. Lo justo. Lo finito se torna irresistible, irrespirable…
[Porción del Enemigo], (poesía, 136. Ed. Calambur. 2013)
Enrique Falcón
 
ESPAÑA EN EL SUBSUELO DE LA CALMA
Tres cuentas abiertas. Un contrato
renovado a costa de engañar a un compañero.
Vacaciones preparadas dando vuelta al vacío.
Nichos de garaje. Vistas desde arriba,
mutaciones doradas sobre un poco de ginebra.
Crédito bancario. Una casa con espejos.
A partir de aquí, nada fácil

Ruprecht von Kaufmann .,,.No Panik  2009 
resulta sustraerte,

sostenerle las miradas al fracaso.
 
Sostener, ofrecerlas en concepto de rehén. Sin tránsito. No esperar nada. La historia no tiene fin, es más, no lo necesita. Nada debe empezar ya que para el totalitarismo de nuestras sociedades avanzadas somos sujetos en perpetua substitución. Necedad o necesidad histórica. Holocaustos y miseria inalterables en continuo ensamblaje cambiando nuestra mirada, cambiando los nombres al fracaso, todo con tal de no anticipar sus efectos. Hoy día gracias a la “bendecida” psicología sabemos desde niños que la libertad es una ilusión, pues para el psiquismo las impresiones son más importantes que las realidades. Una casa con espejos. Un carnaval de simulacros que se interfiere en la comprensión de lo sensible. Olvidar al Otro. Que ya-no-espera, que se despedaza ante nuestra falta de ética. Al niño se le quita la máscara del sueño para trazar en su rostro la política, la producción de la corrección. Mantener los hechos democráticamente. Una forma perfeccionada del atontamiento sería tal vez inculcar en el niño la pasión de la desigualdad, una tendencia a hallar explicaciones, devorar a los hijos al mismo tiempo que engendra. Nos visten con la mortaja de la responsabilidad. “No queda nada de la ideología más que el reconocimiento de aquello que es: un modelo de conducta que se somete al poder abrumador de la realidad establecida”. Theodor W. Adorno.

MEJORÍA DEL HOMBRE Y DEL RATÓN

[de dos noticias simultáneas portada y contraportada

aparecidas en un mismo diario de agosto]


separe el primer pliego                 el más exterior

de la edición justo de ayer          el diario

que dejó arrasado en la cesta de camisas

mordedura casi en las horas sin sueño

vuelva usted a prenderlo

y lea las dos cosas:


                                                                              en

la portada (ánguloderecho)

que tratan de comerse sus heces

por no disponer de mejor cosa que suicidarse

que otros se dan

cabezazos

las cuatro paredes de la celda

                Guantánamo        que tres

casi logran ahorcarse con una toalla pequeña

y un cuarto        con un cubierto de plástico

intentó cortarse las venas           (sin éxito):

“las muestras de desesperación son tan humanas

como inhumano el limbo legal en el que se encuentran

los 600 detenidos en la base naval”.

las fuentes consultadas

califican la operación como un experimento del Pentágono


Hasta ahí.           No siga.

Dele ahora la vuelta a este pliego

papel que en sus manos puede deshacerse

                busque ahora en la contraportada

que acaban de fabricar                  (en estados unidos)

un ratón transgénico

que, aunque castrado, tiene la espalda repleta de testículos

capaces de producir semen en cabra.


Ya sabe usted:  De cabra

y pare de leer.


levante la cabeza y mire en su hijo

el juego comenzado a un paso del desastre.

clave sus ojos más allá de su torso

en el punto preciso donde acaba la niebla.

pregúntese entonces

por qué lado      mejorar

el camino blanquecino de toda su especie.


Comience  /  a hacerlo.



El pacto con aquel que nos nombra subalternos o substitutos, acepto nuevas denominaciones… está escrito en nuestra mirada, en el cólera de nuestra mirada delirante de confrontación, interpretosis. “Extensa oscuridad” M. Manrique, “Oscuro azar” E. Kant. Politización de los umbrales. El relato carnal omiso por el cronista hace desaparecer bajo el manto expansivo de los significados, los mismos significados, y pare de leer. Alternancia de vergüenza e indignación. ¿Alterarlo? En el modo tal vez que el poliglotismo es anterior al monoglotismo. La descripción debiera, la palabra, debiera evocar la cosa tal cual. El tal cual no es propiedad de la historia. El quid pro quo sí es la necesidad derivada de la historia. La mundanidad donde el hombre qua/cual hombre es el relato carnal, no un contrato innominado. No es un derecho político. No es un Absoluto, Hegel, sin vínculos. Y como creo más en la poesía que en las palabras, seguiré ahora con más de la materia “Porción del Enemigo” de Enrique Falcón…


ACTA DEL FRÍO

Los hombres:
despellejados en la soledad de su nacimiento

De un golpe,
colmando la madera de la necesidad

Acta devorada
para un socio escondido.

LLUVIA TEMPRANA


El desastre, la resignación, el deseo de perder para
descansar, no merecen la pena.
Belén Lopetegui, El lado frío de la almohada

Esperan que te rindas.
Que devuelvas las canciones a sus cuartos.

Que lenta y pobremente
atiborres sus rincones con cristales

y apartes de tus hijos la visión de una revuelta.

Esperan que claudiques
seas piel, dentada o marzo.

Que suavemente caigas.
Que así tu redención.

No les libres de la piedra que respira en tus manos.
No les venzas los ojos.

nada dice
de la lluvia temprana que va a abatir las puertas,

nada

de ese incendio intacto y por venir.

la tormenta, compañero, llegará.



Long Chin-San (1892~1995)

Qué triste manía la de clausurar en un ágora la vida. La irresistibilidad vulnerable intacta para/por inventar ese pueblo que falta, “el pueblo es lo que falta” Paul Klee. Aumentan los medios, disminuye la amplitud de vida. El grito múltiple, políglota sin embargo, lúdica conciencia de comunión, conmoción que acoge el álgebra inmensurable de la responsabilidad. El pueblo quizás deja de ser masa para devenir materia codiciada. Disciplinada mediante una cultura que ablanda la rudeza de lo natural. Los poemas de “Porción…”
no son mensajes de esperanza, no es el mensaje de una caída, son esperanza y caída. Nombrar lo innombrable, caída. Raúl Quinto.
Caída pues somos nosotros y no ellos los ilegítimos, hoy sólo la fuerza del poder es legítimo, es melodrama la que justifica, no hay tragedia. Si la tragedia nos concerniera tal vez podríamos distanciarnos del presente y de sus prótesis, tal vez así incorporar lo innombrable, distanciar la oscuridad, el arquetipo cartógrafo de las cadenas significantes. ¿Por qué tanta clausura, tener-lugar de qué ley?, ¿acaso inculcar la hipocresía, la voluntad de poder en la individualidad? Quizás un falso compromiso, dentro de una ambición tipo “ya”, aún-no” o “ no-ya, aún”. Así seguir hasta el eclipse, o epilepsia total. Las organizaciones gubernamentales, todas, han escrito el fin de la historia. Ahora bien; también hay cómodos escritores que desde sus torrecitas de control siguen la trayectoria, el impulso avivando lo fantasmagórico, lo retórico, la arritmia y la atrofia. Y sencillamente, para romper la especulación de espejos, romper esos espejos que el capitalismo nos pone delante para transidas urgencias, simplemente, tengamos que extender el rosto, y ahí romper la simetría de la metafísica. No es necesario el gesto heroico, revolucionario-consentido, para ganar la inmortalidad. La inmortalidad es lo pequeño por seguir, por-venir, ahí no hay sapiencia válida y sí conciencia crítica. Simplemente hay que ir más allá de la política, dentro/desde la política y su evidencia. Más allá de la posibilidad del lenguaje pues en ella se ejerce la exterioridad fuera del ser. El leguaje sólo es captador de necesidad, de lo evocado, y tal vez ahí en el no-lugar, en la asimetría de la metafísica el deseo, lo concernible sea capaz de saciar la necesidad, ocupar el entorno, el miedo. El Pacto. Dictado Mercantil. El gozo del Poder. El laboratorio en los países endeudados. España, 2013, la llaman, paga 40.000 mill. € de intereses… antes, al menos, te daban una tierra que trabajar… ahora, calma, el tiempo del después…


Long Chin-San (1892~1995)
Y   VENDRÁ
Restaurarán tu casa.
Darán de nuevo a luz al último de tus hijos.
Digo que existe la camisa que ya te van tintando.
(Re-
cordarán tu nombre).
                                                               So-
bre el palo azul,
una hogaza en paz y espiga.
Con pañuelos y arados van a entrar en tu casa.
Levantarán tu techo:
Volverás a sembrar.
Digo que ya llega un diluvio sobre el miedo.
Que un hombre tiene siempre
la edad de su enemigo.
EL FIN Y LA CAÍDA
Escribo poemas a dos metros del apocalipsis
-un día anular con una hoz de tierra
en las postrimerías de mi tiempo de mi mundo de esta edad
sin uñas
escribo poemas,
anillando al amor como un niño amansado.
juan me acompaña y hay luz en sus ojos
la misma luz exacta que no vimos entonces
yo escribo poemas         él no suelta mi mano
la tierra se ha apartado                               instintivamente
un poco más abajo las historias
ya han sido todas relatadas:
los profetas buscan agua
recogen pronto sus agujas
se aprietan en los patios a esperar el fin de esta tormenta
mi hijo  (que ha apretado mi mano)
pregunta si ¿ahora?
yo le digo que nunca,
en el curso de la historia del hombre,
había sido más lícito escribir un poema
(la tierra ha respirado y
en todos sus termómetros se acunan los erizos-
los francotiradores han dejado sus puestos
y en ellos ya no quedan sino piel y colillas)
todo el mundo sabe,
todo el mundo espera
finalmente no hubo el agua que anunciaron los augurios,
el agua que devasta autopistas y campos:
sino agua de los tronchacadáveres,
agua nuestra y lisa de mis antepasados,
agua para el fin de los días, para el rezo en los colchones
cercados de plegarias
las historias, en efecto,
finalmente han sido ya contadas:
solo yo escribo poemas, en las postrimerías del tiempo,
empuñando una hoz que se hinca en la tierra.
mi otra mano en mi hijo
tiembla con la edad que aguardan los hombres
y no hay muerto que hoy no tenga su muerto apretado,
ni su duda de arista, ni su alivio inasible
la tierra, más abajo, se achicó sin sorpresas-
hace ya más de dos horas que callaron las ciudades:
el pan con levadura ha quedado colmado
y en poco más de un rato saldrán de los colegios
(de todos los solares)(de todos sus arcones)
los niños derramando su empeño de cinturas
todo el mundo lo sabe,
todo el mundo lo espera
mientras tanto contesto
(delante de una mano que conduce a mi hijo)
que nunca como ahora
fue más lícito escribir un poema:
este
                               poema
que hinco en la tierra, empuñando una hoz.
: sí, yo escribo todo esto
                               a dos metros contados del apocalipsis
un día anular                 con una hoz de tierra:
juan (que me acompaña)  ha soltado mi mano
y unidos en la dicha,
contemplamos sobre el curso del agua
(juntos) (para siempre)
el fin y la caída
del Capitalismo.
...porción y cabecero...

[Porción del Enemigo], (poesía, 136. Ed. Calambur. 2013)
Enrique Falcón


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